martes, 10 de abril de 2007

TECNOLOGÍA PARA LA POLÍTICA - OFERTAS PROPUESTAS EN UN MERCADO GLOBAL


INTRODUCCIÓN

Por mucho tiempo hemos sido desatentos testigos de la relevancia que los avances tecnológicos han cobrado en nuestras relaciones sociales, y a través de ellas, sobre algunos aspectos de nuestros derechos individuales y sociales. Cuando la informática entró a nuestras vidas primero en ambientes laborales o académicos y luego ya en la privacidad de nuestros hogares no hubiéramos podido imaginar que se podrían comprar bienes remotamente y mucho menos imaginaríamos comprar ideas o rumbos políticos en el ciberespacio.

En las próximas líneas nos proponemos ensayar una reflexión acerca de la relevancia actual que estamos convencidos, ha demostrado tener el Internet y las practicas publicitarias en materia de marketing político y financiamiento de campañas electorales, en lo que no pretendemos que sea una propuesta novedosa pero sí una reflexión preocupada de los nuevos fenómenos de masas que nos involucran en nuestra dimensión ciudadana.

Empezaremos esbozando los nuevos presupuestos del quehacer político en nuestros tiempos, formas de comportamiento de los partidos y actores políticos en torno a la necesidad de una difusión masiva de propuestas para obtener adhesión a estas en la contienda por el poder; continuaremos haciendo mención a las formas en que estas nuevas tendencias han impuesto necesidades materiales y creativas sin precedentes históricos a los políticos y sus agentes. Luego de lo cual, presentaremos algunos ejemplos de cómo estas necesidades han determinado la existencia de un mercado cada vez más amplio y variado de ofertas de servicios transnacionales de marketing y comunicación política. Dejaremos para un apartado especial el tema de la difusión y regulación de las encuestas electorales y terminaremos esta reflexión presentando conclusiones respecto a las vinculaciones entre los ámbitos estatal e internacional desde el enfoque de la sociedades de redes.

CARACTERÍSTICAS DE LA CONTIENDA POR EL PODER

Queremos en primer término establecer como escenario de nuestras reflexiones, las contiendas por obtener representación política que se dan en democracias representativas, donde el telón de fondo lo pone una pugna abierta en términos formalmente igualitarios, por la obtención de adhesiones a las propuestas presentadas en elecciones voluntarias masivas y libres que determinaran la conducción política de un país.

Esbozamos lo que para nuestros efectos, constituyen los rasgos más importantes de la contienda por el poder y sus implicancias:

Consolidación de la democracia representativa como valor
Alternancias de Gobiernos mediante procesos electorales
Procesos Electorales regulares y permanentes
Las normativas internas establecen desde el mas alto rango legal, periodicidades para elecciones nacionales o subnacionales
Tendencias a la especialización de las organizaciones que aspiran a ganar los procesos electorales
Cambios en la conformación de los partidos políticos: ya no hablamos de partidos de “clase”, sectores sociales o económicos. Más nacionales y profesionalizados.
Estrategias de comunicación masiva resultan imprescindibles para captar el interés y el voto ciudadano
Altos costos para el acceso a los medios de comunicación masivos (TV, radio): Campaña electoral = a campaña publicitaria
Encarecimiento de los costos de mantenimiento de la organización y de los gastos de campaña
Necesidad de conseguir financiamiento para ello en momentos de repliegue de la participación de los ciudadanos en política por un creciente desinterés

En este contexto, la supervivencia de la democracia requiere de un soporte financiero para los partidos políticos y sus campañas electorales. El mantenimiento de la maquinaria partidaria, sea esta permanente o coyuntural, dependiendo claro está del grado de institucionalidad partidaria que exhiba el país, han experimentado, en los últimos tiempos, incremento y altos costos. Hablamos de formalidades partidarias que requerirán de aparatos administrativos permanentes y/o en todos los casos, sostenimiento de campañas electorales predominantemente publicitarias.

Este incremento real de costos para el mantenimiento o posicionamiento de los partidos, ponen el énfasis en el financiamiento político y con ello, en la generación de condiciones propicias para que la vida política organizada, y sobre todo la contienda electoral, sea influenciada por: prácticas corruptas, recursos de dudosa procedencia e intereses contrarios a los principios democráticos.

En esta línea, se han venido difundiendo internacionalmente[1], prácticas tendientes a evitar un origen ilícito de los fondos o aquellos fines ilícitos y antidemocráticos del financiamiento a la política (mas allá del origen de estos fondos); o situaciones en las que las elecciones se pueden ver determinadas sólo por la cantidad de dinero puesto en campaña. El correlato de estas “perversiones” está en que, quien gana la elección, puede verse “obligado” a una posterior retribución o una posición de vulnerabilidad frente a la influencia de quien aportó. Todo lo cual determina y de hecho ha determinado, el desprestigio del sistema de partidos en tanto pilar del sistema democrático sobre todo cuando se verifican frente a ello, situaciones de impunidad.

¿Cuáles han sido las estrategias anticorrupción de las legislaciones?:

· Respecto al origen, regular los sistemas de financiamiento público, privado y/o mixto.
· Con relación a los fines; determinar cuáles son los aportes permitidos y cuáles prohibidos.
· En lo que respecta a la cantidad de dinero puesto en campañas; se han establecido límites al gasto
· Para evitar la influencia de abortantes; se establecen topes a los aportes privados,
· En cuanto a control a fin de institucionalizar las buenas prácticas financieras; se dispone sistemas de rendición e cuentas y supervisión externa de las finanzas partidarias.
· En cuanto a sanciones hay una gama amplia de posibilidades en la legislación comparada, desde sanciones ejemplificadoras hasta expulsiones del sistema de partidos formal.

Para cerrar este tema, referido a las exigencias materiales que tienen las organizaciones políticas frente a las tendencias comunicacionales actuales, sobre todo en períodos electorales, y, vinculado al objeto de este trabajo, nos resulta oportuno mencionar algunas consideraciones relacionadas con los recursos tecnológico al servicio de lo político en el sentido siguiente.

En lo que respecta a las estrategias de control sobre la legalidad y legitimidad de los recursos financieros que llegan a la política en época de ebullición electoral, implementadas por canales institucionales-oficiales, y desde la sociedad civil (sea esta organizada o no, colectiva o individual), las nuevas tecnologías de la comunicación ofrecen valiosos aportes.

Podemos referirnos a dos ámbitos de control anticorrupción y/o de actividades ilícitas en materia financiera: uno, que tiene que ver con la diversificación y proliferación de la criminalidad organizada y globalizada que ha determinado sistemas de seguimiento y monitoreo de transferencias electrónicas de fondos en plazas financieras internacionales, lavado de activos, narcotráfico y terrorismo (inteligencia financiera); y el segundo, que tiene como escenarios, los Estados y sus políticas anticorrupción, que pasan por establecimiento de normas sobre transparencia financiera, fiscal, bancaria así como por la consolidación de Bases de Datos interconectadas más o menos accesibles. En ambos casos, los recursos tecnológicos, en tanto se cuente con decisión política para ello, resultan en aliados efectivos para la detección y sanción de actividades ilegales de financiamiento político. Por lo que, no debemos dejar de mencionar, que las posibilidades de coordinación y de establecimiento de estrategias integradas entre ambos ámbitos harán de éstas eficaces instrumentos.

Finalmente, cabe anotar que lo que se puede emplear positivamente, puede ser usado con la misma potencialidad en forma negativa, por lo que debemos ser concientes de ello y de que es necesario combatir la globalización de la corrupción con sus mismas armas.

SERVICIOS PARA LA POLÍTICA

El escenario esbozado, ha creado condiciones para que la ley del mercado opere en forma convencional entre los agentes políticos. Oferta y demanda de instrumentos para la contienda electoral, se transan en el mercado global.

El presupuesto para la transitividad internacional de la oferta es el que, en esencia, la contienda por el poder en democracia, tiene los mismos fundamentos:

· El ciudadano común es el centro de la política. La campaña ya no se hace para los políticos, los medios de comunicación, los partidos, los votantes decididos.
· Importa llegar con mensajes sobre “su” vida cotidiana y su economía.
· Se hace la campaña para “el votante” que puede moverse (voto blando)
· Gana las elecciones el candidato que logra el favor del público
· Se produce un ilusión mediática de la relación directa. Se desdibujan sin que se pueda evitar, las instituciones que mediaban entre el elector y el candidato: partidos, sindicatos etc.. Los discursos de “grandes oradores”, son tachados de política tradicional. La época de la radio, las palabras, el discurso, las ideologías da paso a la comunicación horizontal. La tv, la radio, el Internet están en nuestros hogares y hasta en nuestras habitaciones. El candidato nos habla a cada uno.

Los mensajes deben llegar claros y directos al “ciudadano-voto” como objetivo central, la forma y el medio serán instrumentales a ello.

Así, el estado de la tecnología y la comunidad de redes proponen herramientas que, en términos comunicacionales, configuran una revolución similar a la que impulsó la imprenta en el comienzo de la era industrial, y extienden oportunidades insospechadas a los fines políticos. A los tradicionales medios de comunicación masiva: radio, tv, prensa escrita y teléfono convencional; convergen las nuevas tecnologías y sus ilimitadas posibilidades: el Internet y la telefonía móvil, cuyas virtudes y defectos han sido suficientemente evaluados en las últimas décadas, pero que en su dimensión de instrumentos al servicio de la política, cobran dimensiones sociales y éticas sobre las que nos detendremos un poco mas adelante.

Antes de colocar algunos acentos en la tecnología en su relación con la política, debemos mencionar un aspecto que ha cobrado dimensiones de fenómeno comunicacional. La oferta, y cada vez mayor demanda, de los servicios prestados por personas y empresas, expertos en marketing político y comunicación política. Estos gurús de la política, como ha venido en llamárseles, se mueven de este a oeste y de norte a sur, sin más credenciales que la conducción exitosa de estrategias de campañas electorales. Venden productos (candidatos) y para ello utilizan las técnicas de mercadeo antes que ideologías, mostrando sus carteras de clientes consolidados en los más variopintos regímenes políticos del planeta. Tema este que no desarrollaremos directamente, pero que sin embargo, guarda relación estrecha con nuestro motivo de reflexión, dados los medios que éstas consultorías emplean para sus estrategias.

Hemos citado, líneas arriba, los medios que la tecnología ha puesto al alcance de la humanidad en los últimos tiempos para canalizar el flujo de información: el Internet y la telefonía celular.

Nos detendremos en primer lugar en éste último recurso, la red celular. No hay ley que prohíba a los partidos inundar con su propaganda los teléfonos y la red, y de esto ya se puede dar fe en la región sur de America Latina (Argentina y Chile), sin embargo, estas redes transcienden fronteras físicas y ello contribuye a su difusión. En pocos países se ha comenzado a regular su uso electoral.

En Italia por ejemplo, no se permite que el ciudadano vaya a votar con celular ante la posibilidad de que le tome una foto a la boleta marcada y después se la muestre a quien le pidió que sufragara por determinada persona a cambio de una gratificación.

Allá está prohibido que los partidos realicen propaganda electoral por correo electrónico o llamadas telefónicas, sin previo consentimiento de los ciudadanos, que podrían acudir a las autoridades judiciales para quejarse de que se viola su privacidad.

Los partidos podrían usar el correo electrónico y el teléfono celular, siempre y cuando no implique coacción o tratar de forzar al ciudadano para que vote por determinado candidato, con lo que este medio legitimaría su función.

Por otro lado, el Internet proporciona, mas allá de los consabidos recursos de navegación a través de la Web, dos recursos en los que vale la pena detenerse a reflexionar: el chat y los weblogs.

El Chat, o conversación virtual, es un espacio dónde la comunicación bi o multilateral fluye en forma espontánea. Aún no se han efectuado estudios difundidos sobre los contenidos mas explotados por este medio, pero no cabe duda que puede conformarse como un foro de discusión de cualesquiera materia, incluida la de contenido político, en tanto se exploren comunidades con interés en esta materia. El ámbito de proyección como medio de comunicación no resulta masivo, dada su connotación mas claramente privada.

Sin embargo, no debe extrañarnos que estos espacios virtuales, vengan a reemplazar, sino lo han hecho ya, las citas presenciales que en otras épocas, se convocaban en los locales partidarios. Lo cual no debería espantarnos, sino por el contrario, plantearnos retos para la incorporación de nuevas formas de hacer política partidaria.

El término Weblog, formado por las palabras Web (red) y log (registro), fue acuñado en 1997 por el escritor estadounidense Jorn Barrer. Al español ha sido traducido como cuaderno de bitácoras o bloc de notas, aunque la mayoría de usuarios de usuarios emplea el término ingles o su abreviación “blog”. A partir del año 2000 surgió en Internet una herramienta gratuita para diseñar Weblogs: los usuarios sólo tienen que introducir el contenido, ya no se requiere tener nociones de programación en HTML. Esto hizo que se difundiera exponencialmente en la red.

Los elementos característicos de un Weblog han sido:

a) La autoría: son páginas de autoría personal, realizadas a título individual por usuarios de Internet quienes abiertamente (con nombre y apellidos) o anónimamente (mediante un apodo, por ejemplo), publican contenidos en ellas.
b) El formato: todos ellos publican online en forma de bloc de anotaciones o cuaderno de bitácoras; esto es, introduciendo registros fechados como si de un diario se tratara.

c) Su contenido: se trata de una mezcla, en proporciones variables (esto es lo que les dota de personalidad diferenciada), de enlaces a otros sitios Web, comentarios de contexto, opiniones y artículos o ensayos.

d) El estilo: el tono acostumbra a ser desenfadado o, cuanto menos, muy subjetivo. Los autores escriben sin encorsetamientos estilísticos (como los clásicos del periodismo escrito) y no persiguen la objetividad ni la neutralidad.

Es en el ámbito político donde mayor impacto tienen las funciones que han definido hasta hoy a todo Weblog: seleccionadores de la ingente cantidad de información disponible en Internet; foros de opinión donde sus autores expresan sin constricciones de ningún tipo lo que piensan y como vías de escape de filtraciones periodísticas (sus páginas han sido utilizadas para filtrar informaciones secretas o confidenciales; en ocasiones no contrastadas y falsas, en otras verdaderas y desencadenantes de consecuencias importantes).

El sentimiento de «comunidad» es especialmente fuerte entre los que experimentan la Weblog. Sus participantes, representantes de todo el espectro ideológico (desde libertarios y anarquistas hasta ultraconservadores, neoconservadores, liberales e izquierdistas), están conectados entre sí a través de una red invisible tejida por grupos reducidos pero influyentes de personas que escriben y se leen entre sí.

No sólo suministran datos no siempre localizables en los medios tradicionales y opinan ampliamente (y según ellos también libremente) sino que, en los Estados Unidos, muchos de estos blogs políticos promocionan directamente a los candidatos y a los partidos, recogen fondos para ellos, organizan a los activistas e intentan influir en la opinión de sus lectores. En este sentido, el compromiso y responsabilidad son mayúsculos.

En el caso de los Weblogs políticos, el grado de independencia y libertad puede llegar a ser discutible. En los Estados Unidos los partidos políticos llegan a financiar con publicidad algunos de los blogs más activos sin que ello parezca dañar para nada su credibilidad frente a sus crecientes lectorías. Y es que no estamos hablando aquí sólo de información sino de libertad de opinión. El mayor peligro, hay que reconocerlo, radica en la recreación de blogs de aspecto independiente pero cuya única finalidad es la desinformación, la contra información o directamente la difusión de informaciones falsas de interés para los organismos que los financian (que puede ir desde partidos políticos a organizaciones de inteligencia y espionaje o corporaciones privadas con intereses estratégicos. Es evidente que si se desea ejercer alguna influencia informativa en los entornos políticas de Internet es muy fácil crear o financiar un blog que responda a esos intereses.

En conclusión, este medio disemina rápido y fácil (algo que no ocurre con toda la información en Internet, como algunos creen, sino sólo con aquellas informaciones que surgen en comunidades o que tienen capacidad para alcanzar esferas comunitarias a partir de las cuales pueden acceder a otras comunidades y así pasar a formar parte de la conformación de los que podríamos denominar “opinión pública on line”).

LAS ENCUESTAS Y SU REGULACIÓN

De acuerdo al diccionario electoral de CAPEL (Centro de Asesoría y Promoción Electoral de la OEA), la encuesta es una técnica de investigación social que permite conocer “opiniones y actitudes de una colectividad social con respecto a un proceso electoral”. Se realiza por medio de un cuestionario que se aplica a un reducido grupo de integrantes de una colectividad a la que se denomina “muestra”.

Esta herramienta informativa ha venido a convertirse en la manzana de la discordia entre las empresas encuestadoras o los medios de comunicación que las contratan, y los órganos de fiscalización electoral. El Jurado Nacional de Elecciones del Perú, al igual que algunas instituciones de similar función en países de Latinoamérica, han pretendido encausar este mecanismo, empleando para ello normas que podrían haber funcionado eficientemente hace un siglo, pero que a la luz de la sociedad de redes, resulta anacrónico en su forma y discutible en su fondo.

El actual Reglamento del Registro Electoral de Encuestadoras[2], dispone formalidades para el registro y difusión de encuestas, y determina limitaciones por razones temporales para la publicación o difusión de encuestas, sondeos y proyecciones de cualquier naturaleza, sobre resultados de las elecciones a través de los medios de comunicación, estableciendo así el límite hasta el domingo anterior al día de las elecciones.

Esta utópica exigencia, se ha convertido en letra muerta a vista de las últimas experiencias electorales, la información, incluso aquella no suscrita por empresa o persona legalmente autorizada, fue expuesta a la opinión pública por los más diversos medios virtuales, desde la Internet, los correos electrónicos, hasta en forma invasiva a través de las redes de telefonía móvil.

Por otro lado, la información que antes podía ser controlada dentro de las fronteras físicas de los países, se ha visto desbordada y los medios de comunicación con presencia en Internet han configurado un ámbito para flujo de información, sin fronteras físicas, la consecuencia lógica inevitable, es que ello no pueda ser regulado desde los espacios estatales, la información circulará casi en forma autónoma, sin que siquiera sus impulsores la puedan controlar, pues existe una demanda de ésta en tiempo real que no da pie a consideraciones formalistas.

Resulta claro que los efectos que se buscan obtener disponiendo las regulaciones señaladas, están orientados a despejar de influencias externa la decisión voluntaria e individual que exige una elección transparente en democracia. Este objetivo, sin embargo, no puede convertirse en un valor en sí mismo, pues la libertad de elegir se encuentra en el fuero personal de cada elector y la decisión de informarse con datos de diversa naturaleza, corresponderá discriminarla al “individuo político”, en el que se torna el ciudadano común de cara a un proceso electoral, y no a las censuras externas que constriñen sus derechos de libre información y opinión.

CONCLUSIONES

El partido u organización de interés político que domina el medio de comunicación predominante en cada momento es el que tiende a influir y aplicar su agenda. Desde Roosvelt y la radio, hasta Fitzgerald y la tv, pasando por Reagan y el correo directo, el escenario político está fuertemente correlacionado con el grupo ideológico capaz de explotar mejor el potencial de los nuevos canales de comunicación.

No parece lógico desechar a los nuevos canales o fórmulas emergentes que las nuevas tecnologías ofrecen, simplemente por la facilidad con que los intereses ilegítimos se pueden apoderar de ellas ( ha pasado con la pérdida de credibilidad de la prensa en la década fujimontesinista). Esa misma facilidad permite que intereses lícitos y dignos también las empleen lo cual es un hecho sin retorno.

Como nueva esfera informativa y comunicacional, los recursos de las nuevas tecnologías pueden constituir un modelo alternativo que aumente la participación ciudadana informada y conciente. Sin embargo, no debemos descartar el potencial riesgo de bloquear por estos medios la capacidad de pensarse como individuos que pertenecen a naciones con características y necesidades propias, con una cultura propia y con la riqueza que está en la pluralidad. Esta realidad nos retará a establecer condiciones para que los beneficios del flujo de información se encaucen en sus dos dimensiones: la nacional y la global, sin perder de vista al individuo y sus necesidades diferenciadas.

El tema de fondo en nuestra reflexión sobre la relación entre política y tecnología, creemos está en la cultura política que exhiba una población y en el desarrollo de capacidades democráticas sobre la base de una práctica real y constante de sus derechos ciudadanos en primer término en su comunidad mas cercana. Con estas condiciones dadas, la formación de la conciencia electoral será producto de un proceso personal de construcción de convicciones cuyos insumos deberán estar a disposición sin restricción.

[1] Gran Bretaña (finales del S XIX): Límites a los gastos de campaña y rendición de cuentas a los partidos.
América y Europa (mitad del S XX): Se expande la regulación de las finanzas de las campañas políticas, en las democracias más avanzadas.
América Latina: El tema es relativamente nuevo, y la legislación va avanzando desde la segunda mitad de la década de los ’70, a la par con algunos escándalos políticos de Narcofinanciamiento (Colombia, Panamá, Venezuela).

[2] Aprobado por Resolución390-2005-JNE del Jurado Nacional de Elecciones (publicada el 30 de diciembre de 2005)